Secondo la prassi ecclesiale, il fedele si accosta normalmente all’Eucaristia in forma processionale, come abbiamo detto, e si comunica in piedi con devozione, oppure in ginocchio, come stabilito dalla Conferenza Episcopale, ricevendo il sacramento in bocca o, dove è permesso, sulla mano, come preferisce.
According to ecclesiastical norms, the faithful normally approach the Eucharist in a processional manner, as we have said, and receive Communion standing with devotion, or on their knees as established by the Episcopal Conference, receiving the Sacrament either on the tongue or in the hand, if allowed, as preferred
La pratica della somministrazione della Santa Eucaristia sulla mano è autorizzata dalla Chiesa o semplicemente tollerata? Mons. Laise, unico vescovo argentino a rifiutare pubblicamente tale prassi liturgica, spiega in queste pagine, attraverso minuziose ricerche documentali, come questa pratica sia stata tollerata, e affronta la moderna prassi della Comunione sulla mano dal punto di vista storico, liturgico e pastorale.
La norma rimane quella della Comunione sulla lingua e la Comunione sulla mano è una eccezione e tale rimane anche se ormai è la pratica largamente più diffusa. Va anche ricordato che la concessione dell’indulto all’inizio era prevista solo per le Conferenze episcopali che avessero già introdotto la comunione nella mano dopo la regola stabilita da Paolo VI nel 1969, ma in seguito le richieste di indulto dilagarono e fu concesso a tutte le Conferenze episcopali che lo richiedevano. È chiaro che fu una forzatura della norma. Infine va anche ricordato che se un vescovo volesse impedire nella sua diocesi la Comunione nella mano in termini di diritto canonico potrebbe farlo.
La liturgia è fatta da molti piccoli riti e gesti – ognuno di essi è capace di esprimere questi atteggiamenti carichi di amore, di rispetto filiale e di adorazione verso Dio. Proprio per questo è opportuno promuovere la bellezza, l’appropriatezza e il valore pastorale di una pratica sviluppata durante la lunga vita e tradizione della Chiesa, cioè l’atto di ricevere la Santa Comunione sulla lingua e in ginocchio. La grandezza e la nobiltà dell’uomo, così come la più alta espressione del suo amore verso il suo Creatore, consiste nel mettersi in ginocchio davanti a Dio. Gesù stesso ha pregato in ginocchio alla presenza del Padre.
(Card. Robert Sarah, Prefetto della Congregazione per il Culto divino e la disciplina dei sacramenti)
El rito romano actual contempla la posibilidad de celebrar viendo hacia el pueblo (versus populum) o, mirando hacia Dios (versum Deum), a lo que también se le conoce como celebrar al oriente (ad orientem). Es frecuente que se diga que se celebra “de espaldas al pueblo”, pero esta expresión solo significa la posición del celebrante respecto al pueblo, y no frente a Dios. Por eso, es mejor decirle “hacia Dios” o al oriente.
Celebrar sin ver al pueblo no es algo exclusivo de la forma extraordinaria. También en la ordinaria es permitido. Esto es una cosa común en muchos lugares. Todos los papas han celebrado así. En la Instrucción General del Misal Romano (IGMR) se contempla que los altares no deben de colocarse pegados a la pared, para dar la oportunidad de celebrar de cualquier lado de éste.
Cada una de estas dos posibilidades tiene su simbolismo. Ver hacia el pueblo da la sensación de que se comparte la mesa. Ver hacia el oriente litúrgico, en cambio, simboliza que todo el pueblo, con el sacerdote que es Cristo, miran hacia el Padre y se dirigen juntos a él.
Como es menos común que se celebre “versus Deum”, explicaremos el modo en que tiene que hacerse en la forma ordinaria del rito romano.
1.- El misal siempre se coloca a la izquierda del celebrante, y el acólito le ayuda por la derecha. Por ello, antes de la misa debe de colocarse la credencia del lado derecho del altar. De igual forma, las velas y la cruz, en caso de que se coloquen sobre el altar, deben de cambiarse de lado.
2.- El sacerdote se dirige al altar al inicio de la Misa. Al llegar, lo venera con un beso por el lado que ha de celebrar.
3.- Si se emplea incienso y el altar está pegado a la pared, lo inciensa iniciando por el lado derecho, volviendo al centro, después incensando el lado izquierdo y, finalmente, volviendo al centro. Si asiste un diácono, no lo acompaña al incensar. En caso de que el altar esté despegado de la pared, inciensa rodeándolo, como de costumbre, y acompañado del diácono. (IGMR n. 277)
4.- El celebrante preside los Ritos Iniciales desde sede, viendo al pueblo. La Liturgia de la Palabra es en el ambón, viendo al pueblo. Igualmente, el celebrante hace la homilía viendo al pueblo.
5.- Al inicio de la liturgia eucarística el celebrante se dirige al altar. Presenta los dones versus Deum.
6.- Si se emplea incienso, el celebrante inciensa los dones y la cruz (si está al centro del altar). Después, si el altar está pegado a la pared, como al inicio inciensa el lado derecho; vuelve al centro; después inciensa el lado izquierdo y vuelve al centro, en donde es incensado. En caso de que el altar no esté pegado a la pared, lo inciensa rodeándolo, como de costumbre. (IGMR n. 277)
7.- Para decir “Oren hermanos…” se voltea hacia el pueblo, y acabado la respuesta, vuelve a la posición ad orientem, en donde sigue la Misa, sin voltearse para decir “el Señor esté con ustedes” al inicio del prefacio. (IGMR n. 147)
8.- En la Consagración el celebrante no se voltea. Pero debe elevar el Cuerpo de Cristo y el cáliz con la y la Sangre de Cristo por encima de su cabeza, para que lo pueda ver el pueblo.
9.- Continúa celebrando versus Deum hasta el rito de la paz, en donde se vuelve para decir “La paz del Señor esté con ustedes”. (IGMR n. 154)
10.- Tras ello, vuelve a la posición versus Deum y, después del Cordero de Dios, se vuelve al pueblo para mostrar el Cuerpo de Cristo partido mientras dice “Este es el Cordero de Dios…” (IGMR n. 157)
11.- El celebrante comulga sobre el altar, y después da la comunión como de costumbre.
12.- La oración después de la comunión y los ritos conclusivos los hace en la sede, viendo hacia el pueblo.