El pasado 16 de julio, el Vaticano publicó un nuevo motu proprio del Papa Francisco titulado “Traditonis custodes” por el cual se modificaba otro anterior de Benedicto XVI titulado “Summorum pontificum”. Al igual que su predecesor en su día, el Papa ha acompañado de una carta el texto jurídico, en la cual intenta explicar algunas de las cosas decididas.
Tras la publicación, la prensa se lanzó a decir que el Papa había prohibido la Misa en latín y con el sacerdote de cara al altar, lo que técnicamente se conoce como ad orientem o vulgarmente como “de espaldas”.
El Papa en realidad no ha censurado ni la Misa en latín ni la misa ad orientem. Lo que ha hecho es limitar el uso de los textos litúrgicos anteriores al Misal vigente, es decir la conocida como Misa en rito antiguo, tradicional o tridentino.
Aunque se haya afirmado así en algunos medios, este motu proprio del Papa Francisco no restringe el uso del latín en la Misa o la celebración “versus absidem” o de espaldas al pueblo. Aquí se está hablando de una cosa muy precisa, que es el uso del Misal de 1962. Puede recordarse, por ejemplo, que la edición típica del Misal de Pablo VI, y de todos los libros litúrgicos, es en latín; y la Misa de espaldas no está prohibida por el Misal de 1970.
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