P. José María Iraburu (InfoCatólica):
Quiera Dios que en la Iglesia quede establecido que la Misa actual, al modo ordinario, sea coram Domino, sacerdote y fieles orientados todos hacia el altar, hacia la Cruz, bien visible al fondo del ábside o del muro. Si la Misa actual en el modo ordinario se celebrara coram Deo ganaría muchísimo la sacralidad del acto y la significación de la Misa como sacrificio. Ninguna dificultad hay para ello, pues es lo que la Ordenación General del Misal Romano describe. No hay tampoco para ello dificultades materiales importantes, pues en muchos casos, quizá en la mayoría, estando el altar exento, bastaría con que el sacerdote se situara frente al altar, con una gran Cruz enfrente, todos conversi ad Dominum.
Persisten todavía convicciones ideológicas contrarias muy arraigadas y difundidas. Pero cada vez son más, creo yo, los teólogos y liturgistas que reconocen la conveniencia de que, al menos en la Liturgia de la Eucaristía, sacerdote y fieles deben unirse en la oración y la ofrenda en una misma dirección, coram Deo. Uwe Michael Lang llega a estimar que «la recuperación de esa idea es indispensable para la buena salud de la Iglesia de hoy». Pidamos, pues, al Señor que la Misa católica recupere una fisonomía sacrificial mucho más expresada en el signo del altar vuelto hacia Él. «Pedid y se os dará» (Mt 7,7). Todo hace pensar que recibiremos lo que pedimos, pues esa súplica pide lo que Dios está queriendo concedernos.
Artículo completo aquí.