Aclaremos un error desde la partida misma: la Misa Novus Ordo no es una Misa para ser dicha solamente en lengua vernácula.
Muchos fieles parecen no tener –o tener muy poca- necesidad del latín en la Misa, y declaran que no se oponen a que la forma extraordinaria esté a disposición de quienes prefieren la liturgia tradicional. A lo que se oponen es a reemplazar por el latín la lengua vernácula usada en la forma ordinaria. Y muchos de ellos son vehementes en su oposición al latín en la Misa. Pero tal postura no refleja en absoluto lo que piensa la Iglesia, porque el latín, que es la lengua de la Iglesia, es también la lengua de la liturgia.